El acné hormonal

Todos hemos escuchado hablar de él y al menos el 85% de los adultos lo experimenta. Un tercio de las visitas al dermatólogo las realizan mujeres de alrededor de 25 años en adelante que padecen acné.

 

La piel es el órgano más grande y de más rápido crecimiento en nuestro cuerpo. Forma una barrera física protectora, regula la temperatura y proporciona una ruta para la eliminación de fluidos como el sudor y los aceites.

El estado “normal” de la piel no existe, ya que cambia a medida que envejece y pasa por diferentes etapas. Lo más probable es que hayas notado cambios en tu piel a partir de la adolescencia; nuestra piel responde a muchas señales, una de ellas son las hormonas.

¿Sabes cómo las hormonas pueden causar piel grasa?

Muchos de los cambios que puede experimentar nuestra piel se presentan en la adolescencia y responden a la acción de las glándulas sebáceas. Estas glándulas producen y secretan una sustancia aceitosa, mejor conocida como sebo.

Las glándulas sebáceas, como muchas otras partes de la piel, tienen receptores influenciados por las hormonas sexuales. Estas glándulas se ven afectadas de manera notoria por los andrógenos, esto es, las hormonas sexuales masculinas, como la testosterona, pero están presentes en ambos sexos. Los andrógenos aumentan la producción de sebo durante la pubertad. Cuando se unen a los receptores de las glándulas sebáceas, se produce más sebo y esto puede llevar a que la piel se vuelva notablemente más grasa, dando lugar al acné.

La producción de sebo puede cambiar a lo largo del ciclo menstrual; aún no está claro el impacto de los estrógenos en la producción de sebo, pero se ha demostrado que, en ocasiones, suprimen los niveles de producción de sebo y, por ende, la activación de las glándulas, particularmente a dosis altas. Sin embargo, es más difícil entender cómo las fluctuaciones naturales de los estrógenos a lo largo del ciclo menstrual afectan la piel.

El acné y el ciclo menstrual

 

El acné es una de las dolencias de la piel relacionadas con el ciclo menstrual más frecuentes. Los brotes hormonales relacionados con el periodo son muy comunes en la fase perimenstrual (los 10 días previos al periodo, más los días que dure).

Algunas investigaciones sugieren que antes de que comience el periodo, no hay suficientes estrógenos para promover los efectos “antisebo” y, cuando el nivel de estrógeno no es elevado, los andrógenos aumentan la producción de sebo. Esto provoca una mayor obstrucción de poros y un ambiente habitable para las bacterias del acné.

Las mujeres y las personas cuyos ciclos se caracterizan por niveles más altos de andrógenos, como las personas con síndrome de ovario poliquístico, tienen más probabilidades de tener acné, ya que es un trastorno endócrino ocasionado por una alteración hormonal.

Varias etapas comunes de la vida y ciertos factores de estilo de vida pueden causar estragos en nuestras hormonas y desencadenar una respuesta que termina en una espinilla. Éstos son algunos de los más importantes.

Acné por estrés: el acné inducido por el estrés, a menudo observado después del parto, aunque también puede ocurrir durante cualquier etapa de la vida particularmente exigente, es el desafortunado resultado de una reacción en cadena que se produce en el cuerpo. Los altos niveles de estrés provocan un aumento del cortisol, que indica a los andrógenos (como la testosterona) que deben incrementarse. Esto provoca una mayor producción de sebo, lo que, a su vez, desencadena una reacción inflamatoria que resulta en acné. Pero el estrés crónico (el que simplemente no puede aliviarse) agota el cortisol; ello ralentiza el proceso de renovación celular natural, quedando una acumulación de células de la piel, el acné recrudece y la tez se ve apagada y cansada.

Acné y métodos anticonceptivos: cuando hablamos de acné, los métodos anticonceptivos pueden dar lugar a diversas respuestas. Los anticonceptivos orales contienen una combinación de progestina y estrógeno (formas sintéticas de progesterona y estrógeno) que reducen los niveles de andrógenos y mantienen la producción de sebo (y, por lo tanto, el acné) bajo control.
Por otro lado, los métodos que sólo contienen progestina, como el DIU, tienden a desencadenar brotes de acné. Sin combinación con estrógenos, esta hormona sintética puede estimular las hormonas androgénicas, desencadenando la producción de sebo y la inflamación que conduce al acné.

Acné y síndrome de ovario poliquístico: el SOP es el trastorno hormonal más común en las mujeres en edad reproductiva. Se caracteriza por una sobreproducción de hormonas androgénicas en los ovarios que provoca una gran cantidad de problemas de salud (y de la piel). Dado que el síndrome de ovario poliquístico induce el aumento de la testosterona y la DHEA, la afección está directamente relacionada con el acné persistente. Los estudios muestran que hasta el 50% de las mujeres con SOP que presentan acné facial también tienen acné en el cuello, el pecho y la parte superior de la espalda.

Acné y menopausia: durante la menopausia, las hormonas como el estrógeno, la progesterona, la testosterona y la DHEA disminuyen. Los niveles de estrógenos y progesterona caen bruscamente, mientras que las hormonas androgénicas (testosterona y DHEA) disminuyen gradualmente, lo que crea un entorno “feliz para el sebo”. Estas fluctuaciones también son las responsables del crecimiento de vello grueso (también conocido como hirsutismo) que experimentan muchas mujeres en la barbilla y el labio superior durante la menopausia.

Hay que tener en cuenta que tratar el acné es sólo una parte del rompecabezas; debemos abordar la causa desde la raíz y entender el desequilibrio hormonal para poder tratarlo, reducir el estrés (sabemos que es difícil), pero así podríamos empezar a evitar futuros brotes hormonales.

Recomendaciones

Es posible que no puedas eliminar por completo el estrés de tu vida o esquivar los efectos de la menopausia, pero hay algunas cosas que podemos hacer para mantener las hormonas y evitar brotes de acné:

  • Reducir la exposición al BPA (sustancia química utilizada principalmente en combinación con otras sustancias para fabricar plásticos y resinas), que altera las hormonas, usando productos libres de BPA siempre que sea posible. Si quieres dar otro paso puedes remplazar los plásticos por vidrio y así eliminar por completo el BPA de tus artículos para el hogar, etcétera.

  • Cuando se trata de productos agrícolas y lácteos, siempre optemos por productos orgánicos. Esto disminuirá la exposición al exceso de hormonas y pesticidas que alteran nuestras hormonas.

  • Todos somos conscientes de lo importante que es la protección solar. Sin embargo, la forma en que se protege la piel de los rayos dañinos es de igual importancia. Los protectores solares minerales, que contienen óxido de zinc o dióxido de titanio son alternativas mucho más seguras que los que contienen oxibenzona, un disyuntor hormonal conocido.

  • Usemos productos de belleza que contengan ingredientes botánicos, lo natural ayudará siempre mucho más que lo sintético.

  • Por último, si el acné es persistente, algunos cambios en nuestra dieta podrían beneficiarnos. Hay evidencia que indica que algunos pacientes con acné pueden beneficiarse de una dieta rica en plantas y de bajo índice glucémico.

Recuerda que es importante visitar a los profesionales y conocer tu tipo de piel.

[Tu piel está en las mejores manos.]

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