[Proyecto agrícola]

Proyecto agricola

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Nuestro proyecto agrícola nace hace casi 10 años, en un momento muy específico en el que nos dimos cuenta que las materias primas de origen botánico que más utilizamos están en riesgo por diversos factores que apuntan al cambio climático.

Con la simple idea de empezar a proveer a nuestros clientes de insumos botánicos que cada día son más caros y difíciles de conseguir, iniciamos con una primera fase en la que nos hicimos de una colección botánica de más de 130 especies de interés cosmético y medicinal. Nuestra propia arca de Noé, con la finalidad de preservar todas estas especies tan valiosas para la humanidad.

Decidimos que si queríamos ser un agente de cambio positivo para el planeta teníamos que basar todas nuestras prácticas de cultivo en la regeneración del suelo y del ecosistema. Nosotros no íbamos a minar hasta el agotamiento nuestro campo, íbamos a trabajar en sus ciclos de manera holística y esto tenía que ser uno de los pilares del proyecto. El impacto de nuestras acciones tenía que ser positivo, es decir, dejar un mejor planeta que el que nos encontramos, comenzando en nuestra tierra y las comunidades que vivimos de ella.

Entonces empezamos a diseñar nuestros sistemas, identificar bien en qué estado estaba el suelo y el ecosistema, y tomar los primeros pasos para detener la erosión, frenar las prácticas de mina y reeducarnos sobre la naturaleza para trabajar con ella y no a pesar de ella. Muy pronto empezamos a notar el impacto en cosas tan sutiles como la vegetación endémica, y en cosas tan claras como el regreso de fauna que no se veía desde hace mucho en la región.

La semilla de Biune empieza en el campo, en uno fuerte y sano. Y aunque ahora no podemos surtir el 100% de nuestras necesidades botánicas, estamos trabajando mes a mes y año con año en un programa de reemplazo de materias primas. Nuestro plan es poder garantizar prácticamente todas las necesidades botánicas de nuestros productos, mientras cambiamos con el ejemplo las viejas prácticas agrícolas de explotación.

Vivimos en un constante aprendizaje, con una oreja en la tecnología y la modernidad mejorando nuestras prácticas y procesos; y la otra pegada el suelo, aprendiendo a escuchar a la naturaleza, a trabajar con ella, con sus ritmos y ciclos.

[Tu piel está en las mejores manos.]