¿Sabes qué tipo de piel tienes?

Nuestro tipo de piel viene determinado genéticamente, pero su estado puede variar considerablemente según los diversos factores internos y externos a los que es sometida.

Modelo volteando a la camara

 

Existen cuatro tipos básicos de piel sana: normal, seca, grasa y mixta. 

Piel normal: 

“Normal” es un término que se usa con frecuencia para referirse a la piel bien equilibrada. El término científico para describir la piel sana es eudérmica. Una piel “normal” está bien equilibrada: no es demasiado grasa ni demasiado seca.

Piel seca:

“Seca” se utiliza para describir un tipo de piel que produce menos sebo que la piel normal. Como consecuencia de la falta de sebo, la piel seca carece de los lípidos que necesita para retener humedad y formar un escudo protector frente a influencias externas.

Tener piel seca no suele ser grave. En la mayoría de los casos ello es causado por factores como el clima frío o caliente, la baja humedad en el aire y la inmersión en agua caliente.

Podemos mejorar notablemente nuestra piel y hacer frente a la resequedad usando humectantes.

Piel grasa:

“Grasa” se usa comúnmente para describir un tipo de piel con producción acrecentada de sebo. La hiperproducción de sebo se conoce como seborrea.

El exceso de sebo es el factor común compartido por las pieles grasa y con tendencia a presentar

 imperfecciones. Sin embargo, es necesario tener en cuenta otras especificidades para entender las necesidades de cada uno y encontrar la rutina correcta para equilibrar la piel.

Nosotros siempre recomendamos exfoliar dos veces por semana, además de limpiar la cara dos veces al día con gel limpiador. Es fundamental saber que sin importar que nuestra piel sea grasa debemos hidratarla de forma correcta. Si sigues estos pasos, notarás la diferencia.

Piel mixta:

Como su nombre lo indica, una piel mixta se compone de una mezcla de tipos de piel. En la piel mixta, los tipos de piel varían en la zona T y en las mejillas.

La llamada zona T puede diferir considerablemente en cada persona, ocupando desde una zona muy delgada hasta una zona extendida.

Los agentes que pueden ocasionar una piel mixta son la hiperproducción de sebo en las partes más grasas de la piel y la falta de sebo por déficit de lípidos en las zonas más secas de la misma.

Para reequilibrar la piel se debe prestar atención tanto a la higiene como a los cuidados hidratantes diarios y semanales.

Todas las pieles necesitan una limpieza diaria. Lo recomendable es realizar esta limpieza dos veces al día, por la mañana y por la noche.

Dependiendo de la piel, si la tendencia es más a piel grasa que a piel seca, lo más conveniente sería utilizar un gel cuya espuma sea retirada con agua.

Al igual que con la piel grasa, es fundamental agregar a la rutina diaria el uso semanal de exfoliante para remover células muertas. Una vez que la piel esté limpia, utilizaremos un hidratante.

Conoce el tipo y estado de tu piel

A diferencia del tipo de piel, el estado en que ésta se encuentra puede variar considerablemente durante el curso de la vida. Entre los numerosos factores internos y externos que determinan el estado de la piel destacan los siguientes: clima y contaminación, medicación, estrés, factores hereditarios que influyen sobre los niveles de sebo, de sudor y de factores hidratantes naturales que produce la piel, así como de los productos que utilizamos.

Los productos para el cuidado de la piel deben seleccionarse de manera que se adapten al tipo de piel y, al mismo tiempo, traten el estado de la misma. Los dermatólogos y otros expertos en cuidado cutáneo determinan el tipo y el estado de la piel de una persona, por lo cual siempre recomendamos acudir con un profesional para conocer qué es lo mejor para tu tipo de piel.

[Tu piel está en las mejores manos.]

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