Una sola Tierra

La mente humana no tiene límites, el planeta sí.

Historia ambiental

El Día del Medio Ambiente se estableció en 1973 y se ha convertido en una plataforma global desde la cual se fomenta la toma de conciencia y la acción en temas cada día más urgentes: la contaminación marina, el calentamiento global, el consumo sostenible y los delitos contra la explotación de la fauna y la flora silvestres, entre otros.

La onu estableció el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente en 1972, pero éste se celebró por primera vez en 1973, con el eslogan “Solo una Tierra”. La Asamblea General de las Naciones Unidas nombró el Día Mundial del Medio Ambiente en recuerdo de la Conferencia de Estocolmo sobre el medio ambiente humano; en una resolución tomada ese mismo día por la Asamblea General, se creó el Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente (unep).

Por sobre todas las cosas, asociada al Día Mundial del Medio Ambiente, se propone una plataforma global orientada a inspirar cambios positivos, a impulsar a las personas a reflexionar sobre la manera de consumir, a las empresas a desarrollar modelos más sostenibles, a los agricultores y fabricantes a producir de manera consciente y a los gobiernos a invertir en la reparación del medio ambiente.

El cambio climático y cómo podemos ayudar

 

El cambio climático implica la variación global del clima en la Tierra. Dicha variación puede ser debida a causas naturales; sin embargo, desde hace varios años las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, que ocurre como consecuencia de la quema de combustibles fósiles, como el carbón, el gas y el petróleo.

 La quema de combustibles fósiles provoca la emisión de gases de efecto invernadero, cuyo efecto opera como una manta que envuelve a la Tierra, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas. Los gases de efecto invernadero provienen, sobre todo, del dióxido de carbono y el metano, los cuales, a su vez, provienen de la gasolina utilizada para el auto o del carbón empleado para calentar un edificio, por ejemplo. Asimismo, la deforestación de tierras y bosques libera dióxido de carbono, mientras que los vertederos de basura constituyen una fuente de enormes emisiones de metano.

El resultado de que las emisiones de estos gases sigan aumentando es que la temperatura de la Tierra es 1.1 °C más elevada que a finales xix. La década más cálida que se ha registrado es la de 2011-2020.

Las consecuencias del cambio climático incluyen sequías intensas, escasez de agua, incendios, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo en los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad.

Los efectos del cambio climático pueden visibilizarse en diversas dimensiones —temperatura, precipitaciones, nubosidad, entre otras— y pueden extenderse a lo largo del tiempo. Hoy en día existe un consenso científico en torno a la idea de que las formas de producción y de consumo de energía presentes en la actualidad generan un cambio climático global cuyas consecuencias para la tierra y el sistema socioeconómico pueden ser dramáticas.

Entre estas consecuencias pueden mencionarse:

Meteorología intensa: cada vez con mayor frecuencia se registran olas de calor; por ende, cada vez más se producen incendios o inundaciones que resultan devastadoras, fenómenos provocados por el aumento de la temperatura de la Tierra.

Daños a la salud: los fenómenos meteorológicos extremos tienen como consecuencia la escasez de agua potable y de alimentos, perdiéndose cultivos y ganado, lo que afecta los medios de vida de muchas personas y animales en el mundo. Ello profundiza y acelera la transmisión de enfermedades, además del hambre y la pobreza.

Movilidad de las personas: todo lo anterior da lugar a grandes desplazamientos de personas como consecuencia del clima.

Hay varias cosas que como sociedad podemos hacer para intentar revertir el cambio climático, entre ellas, dejar de utilizar nuestro auto, ya que los vehículos son uno de los mayores emisores de carbono, que, como se dijo, contribuye al efecto invernadero.

Asimismo, podemos ahorrar electricidad, utilizando focos led o de bajo consumo; desconectando los aparatos eléctricos que no necesitemos en ese momento; no utilizando el aire acondicionado a temperaturas muy bajas o muy altas; eligiendo aparatos eléctricos de bajo consumo; utilizando nuestra lavadora cuando tengamos suficiente ropa para la carga; apagando las luces que no se estén usando y, claro, intentando apostar por el uso de energías renovables como la energía solar.
Aunque parezca repetitivo, es importante reciclar; insistimos en que la forma en que consumimos influye tremendamente en el cambio climático. Pequeñas acciones, como dejar de utilizar bolsas de plástico, darle una segunda oportunidad a la ropa, los juguetes y otros objetos, utilizar un contenedor adecuado para los residuos, pueden marcar la diferencia y generar un cambio.

Controlar nuestro consumo de agua

El agua es un bien escaso y hemos llegado al punto en que es urgente cuidarla. Por eso: cierra las llaves cuando no las estés usando e intenta disminuir el tiempo que utilizas para bañarte. Asimismo, la captación de agua de lluvia también puede ser un gran recurso.

La manera en la que consumimos alimentos también influye; es muy importante reducir nuestro consumo de carne, ya que la ganadería intensiva es uno de los contaminantes más grandes de la atmósfera, y aumentar nuestra ingesta de frutas y verduras. Debemos contemplar la posibilidad de consumir productos cuyo origen se encuentre cercano a nosotros, para evitar la contaminación que supone su transporte, así como consumir productos de temporada, evitando medios de producción que no son sostenibles.

Todos sabemos lo importante y necesario que es el medio ambiente, de él obtenemos elementos esenciales para la vida. La destrucción de la naturaleza puede poner en peligro la supervivencia de millones de personas y seres vivos.

La actividad humana ha provocado la degeneración de los medios naturales y esto se ha agravado, sobre todo, con las diferentes revoluciones industriales. Hoy en día muchos ecosistemas se encuentran amenazados por esta situación. Su restauración es una tarea global de una escala gigantesca, significa reparar miles de millones de hectáreas de tierra de manera urgente, para que podamos seguir teniendo acceso a alimentos, agua potable y empleos. La restauración significaría restituir plantas y animales que hoy están en peligro de extinción, desde la cima de las montañas hasta las profundidades del mar.

Un mundo mejor es posible y de nosotros depende hacerlo posible.

Reducir el impacto de los plásticos de un solo uso

 

Los plásticos de un solo uso están hechos principalmente de productos químicos a base de combustibles fósiles (petroquímicos) y están diseñados para ser eliminados inmediatamente después de su uso, a menudo, en cuestión de minutos. Este tipo de plásticos es utilizado con mayor frecuencia para el envío y los servicios de comida, e incluye botellas, envoltorios, popotes, cotonetes y bolsas.

Por otra parte, existen plásticos que no sólo son razonables sino cuyo uso resulta importante, como los guantes quirúrgicos, que constituyen una pequeña fracción de los plásticos de un solo uso.

Los plásticos de un solo uso son el ejemplo perfecto de la problemática cultural de usar y tirar. Nuestra dependencia de ellos significa la acumulación de desechos a una velocidad asombrosa: anualmente, se producen en todo el mundo alrededor de 300 millones de toneladas de plástico, la mitad de las cuales se utilizaron en artículos de un solo uso, lo que es equivalente al peso de toda la población humana.

Reducir nuestro consumo de este tipo de plásticos significaría evitar esta cantidad de desperdicio y los impactos que trae consigo.

Reciclar el plástico reduce su huella. El tereftalato de polietileno, el material que compone la mayoría de las botellas de agua y refrescos, es uno de los plásticos más reciclados; éste puede convertirse en cualquier cosa, desde tela de poliéster hasta piezas de automóviles. Sin embargo, el 91% del plástico no se recicla en absoluto.

Cómo trabajamos para reducir el impacto de los plásticos

En Biune estamos comprometidos con llevar nuestra huella de carbono a cero y entendemos que esto implica, eventualmente, dejar de usar envases de plástico. Debemos migrar nuestros productos a nuevos materiales que están siendo desarrollados, que son compostables y más amigables con el ambiente.

Actualmente no hemos encontrado un material que impacte menos el ambiente y que al mismo tiempo conserve nuestras fórmulas en las condiciones óptimas de calidad y potencia. Estamos seguros de que en el futuro próximo la tecnología nos permitirá hacer este cambio que consideramos esencial.

 

Como consumidor siempre es importante ver más allá de la superficie e investigar más a fondo qué tipo de productos consumimos, de dónde vienen y los esfuerzos que hacen las empresas por reducir su impacto ambiental. La próxima vez que consumas algo “sustentable” pregúntate si es green-washing o si existe un esfuerzo real por mejorar el planeta.

    [TU PIEL ESTÁ EN LAS MEJORES MANOS.]